Menos carga y más vida.

Suelta y di adiós a la presión de ser perfecta.

Suelta y vive más ligera

Dicen que es maravilloso ver lo bueno en las otras personas, perdonar sus imperfecciones porque son humanas y aceptarlas.

Pero poco se habla de cuando haces todo eso, pero es la otra persona la que no se acepta a sí misma tal como es y se exige demasiado.

¿Te ha pasado? ¿Alguna vez has sentido que estás cargando más peso del que puedes soportar? ¿Que estás corriendo una carrera interminable y no puedes darte permiso para parar?

Si esto te resuena, este episodio es para ti.

Hoy vamos a charlar sobre la autoexigencia y la presión de ser perfecta.

PUEDES ESCUCHAR ESTE EPISODIO CLICANDO AQUÍ.

¿Cómo nos afecta la autoexigencia y cómo podemos comenzar a vivir de una manera más ligera, más libre y más amable con nosotras mismas?

En nuestra sociedad, a menudo se nos dice que ser productivas es igual a ser valiosas.

Sobre todo, las redes sociales nos muestran vidas que parecen perfectas: parejas perfectas, amistades perfectas, casas perfectas, trabajos perfectos y familias perfectas.

Desconocemos los contextos que hay detrás de la apariencia y las voces que quieren dar el toque de realidad tienden a ser apagadas, no se oyen.

Esto nos lleva a poner expectativas irreales sobre nosotras mismas: queremos ser las mejores en el trabajo, las mejores madres, las amigas, parejas e hijas.

Y no es que intentar ser la mejor persona que puedes ser esté mal, ¿pero cuál es el resultado cuando quitamos el foco de lo esencial?

El resultado es cansancio, frustración y, en muchos casos, una sensación de insuficiencia.

Vamos a poner un ejemplo que suelen funcionar bien para estos temas:

Imagina que has tenido un día difícil en el trabajo y llegas a casa agotada. En lugar de permitirte descansar, te criticas por no haber hecho más o por no estar ‘aprovechando’ tu tiempo libre de manera productiva.

¿Te suena familiar?

Como todo en este mundo, actuar de esta forma tiene consecuencias y esta exigencia constante no solo afecta nuestra salud mental, sino también nuestras relaciones y nuestra calidad de vida.

Nos desconecta de nuestras emociones y nos impide disfrutar del presente.

Nos impide, en definitiva, disfrutar de la vida.

Mi intención al grabar este episodio es invitarte (invitarnos) a vivir más ligeras y comentaremos algunas claves que pueden ayudarnos a lograrlo.

Las claves que citaré no son milagrosas y requieren que pongas de tu parte. Dicho esto, veamos cuáles son.

La primera clave es autoaceptación:

Como decía al principio, aunque los demás nos acepten, a veces somos nosotras las que no nos aceptamos.

Reconocer que somos humanas, que no todo tiene que ser perfecto y que está bien cometer errores es algo que hay que practicar. La perfección no es el objetivo; lo es el crecimiento.

La segunda clave es establecer prioridades:

Si quieres, haz una lista de las cosas que realmente importan en tu vida. Pregúntate: ¿Esto que estoy haciendo me acerca a lo que realmente valoro o solo me está desgastando?

Aprender a decir ‘no’ es una forma poderosa de cuidarnos. En realidad no puedes estar bien para los demás si te has perdido a ti misma.

La tercera clave es practicar la gratitud:

En lugar de enfocarte en lo que no lograste, agradece lo que sí hiciste. Cada pequeño paso cuenta y es importante reconocer nuestros propios esfuerzos.

La ingratitud es muy mala compañía y cualquier persona que conviva con ella te lo podrá confirmar.

La cuarta clave es poner en valor el descanso:

Permítete descansar sin culpa. Recuerda que descansar no es un premio, es una necesidad. Cuando descansas, recargas tu energía y puedes enfrentar tus retos con más claridad y entusiasmo.

No descascar aumenta tu probabilidad de sufrir estrés y tomar malas decisiones.

La quinta clave es el ejercicio práctico:

Tómate un momento ahora mismo. Cierra los ojos, respira profundamente y pregúntate: ¿Qué puedo soltar hoy?

Tal vez es una expectativa, un compromiso innecesario o una crítica hacia ti misma. Escríbelo y comprométete a dejarlo ir. No subestimes el poder de los pequeños pasos, muchos pocos hacen mucho.

Para cerrar este episodio quiero invitarte a que te trates con la misma compasión que le darías a una amiga.

Suelta la carga de serlo todo para todos y aprende a ser suficiente para ti misma. Vivir más ligera significa vivir con más intención.

Al final del día, lo que importa no es cuánto hiciste, sino cómo te sentiste mientras lo hacías.

Gracias por compartir este momento conmigo.

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Si lo aceptas, te mando un gran abrazo digital. Hasta el siguiente episodio/tema.